miércoles, 21 de abril de 2010

Prólogo

Escribir un prólogo sobre o acerca de cualesquier obra literaria, requiere méritos no tan sólo de conocimientos lingüísticos y, también, de la materia que va uno a prologar; más, si el prologista, no tiene dichos conocimientos, sí tiene SENTIMIENTO para prologar la obra de un novel historiador de nuestro pueblo: Elpidio Ortega Hernández, periodista joven que abrevando en los apuntes históricos escritos por el hoy finado don Francisco Pavón Amador “Don Panchito”, como todo terrablanquense le llamábamos con cariño y amor por quien siempre dentro de los puestos públicos que ocupó con honradez y dignidad dejó un ejemplo para las juventudes terrablanquenses: DIGNIDAD Y HONRADEZ.

El novel escritor, Elpidio Ortega Hernández, sigue las huellas trazadas por don Panchito, y con las aportaciones que hace el autor de la obra a la historia de Tierra Blanca, Veracruz, más avanzadas y si, se quiere modernas, no modernas sino nuevas; porque nuestro pueblo avanza día a día y su historia, también, evoluciona y aquellos que están atentos de nuestro desenvolvimiento social requieren del estímulo y la comprensión del lector.

La obra que comento, al parecer, llena hasta la fecha un ciclo histórico en el cual bajo la ágil palabra del autor nos presenta ya los hechos actuales, modernos, históricos que darán a las futuras generaciones una guía de lo que es un pueblo en su desarrollo estructural: económico, social y político.

Alabo en el autor la inclusión de algunas poesías, dos de ellas escritas por los élades terrablanquenses: AMERICA ARANO OLIVEROS y EFRAIN NAVA CASTILLO, que en sus bellos poemas han cantado a nuestro pueblo; la primera, con su poema “A TIERRA BLANCA”, y el segundo, con su HIMNO, así lo llamo yo y que debía ser el himno de Tierra Blanca: “MI PUEBLO QUERIDO”. Ellos, con su sentimiento han hecho con sus versos por “mi pueblo querido” más que las manos callosas de la “raza”, del campesino y el ganadero.

Pero no se enojen ganaderos, campesinos ni la “raza” ferrocarrilera, por lo que digo líneas arriba de mis poetas, porque son ustedes los que con su trabajo, su esfuerzo y sacrificio y sacrificio han hecho crecer a nuestro pueblo; pero el poeta, es: EL AVE QUE CANTA”; ellos en sus versos catalizan y en sus prosas y versos son filósofos de la vida que cantan como pajarillos los esfuerzos de un pueblo, debido a ustedes, por su PROGRESO y que, el novel historiador ELPIDIO ORTEGA HERNANDEZ, nos da un ejemplo que debemos recoger los que vivimos en este pueblo y, también, aceptar el fallo del público sin enconos ni envidias para esta “HISTORIA DE TIERRA BLANCA”.

Sólo me resta agradecer al autor de esta obra su sinceridad en las páginas escritas por él, no menguadas por la envidia ni el rencor ya que siendo originario de Cotaxtla, Ver. , casó en esta ciudad con una terrablanquense y todos sus hijos son nativos de esta población, demuestra su cariño y su interés por Tierra Blanca.

Nuestro trato íntimo se debió porque contrajo nupcias con una hermana mía.

Elpidio Ortega Hernández nació el 16 de noviembre de 1916 en el Municipio de Cotaxtla, Veracruz, pueblecito vecino a Tierra Blanca, siendo sus padres don Antonio Ortega Gamboa y doña Teodora Hernández Barradas (finados).

Sus estudios primarios los hizo en la escuela José María Morelos ubicada en el lugar de su origen. (1923-1929). Sus estudios secundarios los inició en la ciudad de Veracruz en donde cursó hasta el segundo ciclo (1930-1932), por el fallecimiento de sus padres fue sacado de las aulas para dedicarlo a las labores del campo, pero como ya conocía la ciudad siendo un joven, años más tarde regresó nuevamente a ella, quedando sus hermanos mayores al frente del rancho que les legaron sus padres. Trabajó como dependiente en una tienda de abarrotes en Joachín hasta 1939.

Se inició en la burocracia y desempeñó puestos públicos con dignidad, honradez y justicia, fue recaudador de la Tesorería Municipal de Tierra Blanca, Oficial del Registro Civil y después paso a la Secretaría del Ministerio Público, esto fue de 1940 a 1946 época en que contrajo nupcias con mi hermana Cliceria y renunció para dedicarse a las actividades del comercio.

En 1950 empezó sus actividades periodísticas atendiendo la Corresponsalía del Semanario La Voz del Sureste y de La Prensa, en 1953 realizó un curso de periodismo en el Instituto de Ciencias Policiales de la República Mexicana, y en 1954 juntamente con el que esto escribe, José Sarquís Pedro, Hugo Barragán Ortíz, don Roberto Vargas Penetro, doctor Albino Morteo Lagos y el profesor Jesús Olivas Loaiza se fundó el periódico semanal “LA TRIBUNA”. Organo de difusión informativa independiente, en el cual se defendían los intereses de la colectividad atacando la fuerza bruta, la arbitrariedad y la injusticia.

En ese mismo año de 1954 desempeñó el cargo de Juez Mixto Municipal hasta 1956, cargo que desempeñó con dignidad y rectitud.

Posteriormente resultó electo Regidor en el Ayuntamiento que presidió Eladio Guzmán Hernández, y en su gestión oficial demostró el interés por servir al mejoramiento del pueblo.

En esa época era empleado de la administración de Petróleos Mexicanos en el campamento Río Blanco, y por su conducto se consiguieron algunos materiales para la construcción del “Rastro”.

En 1960 recibió un Diploma que lo acredita como Periodista Reportero, que le fue otorgado por el Instituto de Ciencias Policiales de la República Mexicana y en 1963 se radicó en la capital de la República, consagrándose al periodismo.

Lo antes dicho, debe servir de ejemplo para las nuevas generaciones terrablanquenses; porque al leer esta breve Historia de Tierra Blanca, encontrarán fuentes históricas llenas de verdad que les servirá de apunte histórico para conocer el desenvolvimiento de nuestro pueblo y eso les servirá no tan solo de conocimiento sino de cultura; CONOCER A TIERRA BLANCA.

Y, lo ha hecho Elpidio Ortega Hernández, en su Historia de Tierra Blanca. UN AVANCE DE LA HISTORIA DE NUESTRO PUEBLO.


Tierra Blanca, Ver. , Abril 10 de 1966.
Lic. Mario López Aguilar

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